Ir al contenido principal

Hora de dormir...

Ha llegado la hora de dormir, y Héctor elige su cuento, prepara la cama y abre bien las orejas, mientras, lentamente, se le cierran los ojos.

Él es un caballero, que monta a lomos de su dragón; porque hasta éstos, cuando te esfuerzas en conocer, son buenos compañeros de vuelo.

Junto a él salva a príncipes y princesas, a niños, a ancianos, a buenos y a malos... normalmente, de ellos mismos.

Todos merecen ser salvados.

Tras un largo día recorriendo los bosques, se acurrucan juntos, para hacer repaso de sus trofeos. ¿Cuántas sonrisas fueron hoy? Abramos el cofre... y tiremos la llave al fondo del mar.

Ahora es bucanero, y recorre los mares, gota a gota, buscando tesoros escondidos. Perlas brillantes, canicas, doblones, y algún que otro cachivache, tan brillante como insólito.

Todo tiene valor, según cómo se mira.

Éste viaje tampoco lo hace sólo. Le acompaña el mar, el sol, sus peces, y si se distrae demasiado, hasta las estrellas. No son muy habladores, pero eso no importa, ya habla él por todos.

Ahora está en casa, es un gran chef, y ha preparado una deliciosa sopa de tomate con jamón para papá y mamá. Miran una peli de dibujos los tres juntos en el sofá, justo después de recoger la mesa.

Todo gran héroe merece un poco de sosiego, y una cena calentita en buena compañía.

Sigue soñando con que es bombero, porque son valientes, y tan listos como fuertes... y aún más buenos.
Además, alguien tiene que bajar a los gatos de los árboles.

El mundo, poco a poco, se empieza a mover. ¿qué pasa? El cuento ya se ha acabado, y vuela en brazos, con su dragón, y se sumerge en la cama, arropado por todo el cariño que sólo él, sólo los niños son capaces de dar.

Es hora de descansar, y Héctor ya ha elegido su sueño. Esta noche es un buen momento para vivir aventuras, y podría empezar soñando.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Nuestro pequeño mundo

Su llegada al mundo cambió el mío por completo, y el tuyo, y a día de hoy sigue cambiándolo cuando menos lo esperamos. "me quita mi tiempo", "me estresa", "me reta y disgusta", eso y más, pero... nos ayuda a levantarnos con una sonrisa, porque nos espera en la cama escondido sin poder aguantarse la risa; o dormido con la boquita entreabierta y esa carita tan dulce. Hasta la mañana más justa de tiempo empieza bien. Porque amanezco a tu lado, y sale el sol en sus ojitos. En cada reto que se presenta, él está esperando para recordarme por qué hay que seguir adelante. Cuando me siento sola, como una bofetada, su “mami ven”, me trae de vuelta a la tierra y me recuerda que nunca lo estoy porque él está en mi vida. Él es. En cada golpe de la vida tú me das aliento, y esos abrazos que no te nacen, pero que por mí, lo que haga falta, y me envuelves de realidad, de mi realidad. Tú eres. Y ya de vuelta a nuestro mundo pasamos lista... uno, dos, tres... Estamos todo...

Cuentos de niños

Héctor  tiene 4 años y muchas ideas en la cabeza, tantas que a veces se le salen de la boca solas y se le enredan en el pelo. Tiene los ojos grandes, porque quiere verlo todo, aprenderlo todo; y las cejas espesas para que el sol no le deslumbre demasiado. Héctor quería ser bombero desde que cumplió los 2 años, porque los bomberos ayudan a todas las personas, sean buenas o malas, porque todos necesitan ayuda alguna vez, y a lo mejor, eso les hace ser más buenos.  Le gusta el color verde , y el azul y el rosa y el naranja . Le gustan todos los colores, porque todos son bonitos si los sabes mezclar bien. No hay colores feos, dice, porque hasta el marrón , que es aburrido, a veces se disfraza de chocolate. No termina de entender el mundo, ni por qué los mayores usamos dinero en lugar de intercambiar cosas. - Todo el mundo sabe hacer algo que pueda servir a los demás, pero no todos tienen dinero. Quien inventó cómo funciona el mundo debe de ser un poco tonto, o inútil. Pobrec...

Disquisiciones de un niño (2)

El otro día Héctor me contó un cuento sobre cómo unos niños querían vencer al viento, que no les dejaba avanzar, y de cómo el niño que eligió de entre todas las armas el escudo, pudo al menos evitar que le tirase... obviamente no utilizó un léxico muy complejo, ni extendió el relato más allá de las tres calles que tardamos de casa al cole, pero me sorprendió tanto, tantísimo su forma de inventar h istorias con moraleja... hoy hablaba de cómo me va a ayudar a volver a ser niña, porque quiere que no me de vergüenza cantar villancicos por la calle con él, o hablarle en inglés, o saludar a todo el que me cruce. Hoy me ha dicho: - Mamá ¿y por qué no haces esas cosas si te gustan? ¿Es porque te da vergüenza? ¿Yo soy pequeño y no tengo de eso, así que será algo que crece con el tiempo, como el pelo... o los pies... ¿Por qué no puedes cortarte la vergüenza? Te divertirías más. - Porque la vergüenza es más parecida a los pies, no te los puedes cortar así, sin más... - Sí, mamá, sin pies y sin v...