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Mostrando entradas de 2013

Hora de dormir...

Ha llegado la hora de dormir, y Héctor elige su cuento, prepara la cama y abre bien las orejas, mientras, lentamente, se le cierran los ojos. Él es un caballero, que monta a lomos de su dragón; porque hasta éstos, cuando te esfuerzas en conocer, son buenos compañeros de vuelo. Junto a él salva a príncipes y princesas, a niños, a ancianos, a buenos y a malos... normalmente, de ellos mismos. Todos merecen ser salvados. Tras un largo día recorriendo los bosques, se acurrucan juntos, para hacer repaso de sus trofeos. ¿Cuántas sonrisas fueron hoy? Abramos el cofre... y tiremos la llave al fondo del mar. Ahora es bucanero, y recorre los mares, gota a gota, buscando tesoros escondidos. Perlas brillantes, canicas, doblones, y algún que otro cachivache, tan brillante como insólito. Todo tiene valor, según cómo se mira. Éste viaje tampoco lo hace sólo. Le acompaña el mar, el sol, sus peces, y si se distrae demasiado, hasta las estrellas. No son muy habladores, pero eso no importa,

Nuestro pequeño mundo

Su llegada al mundo cambió el mío por completo, y el tuyo, y a día de hoy sigue cambiándolo cuando menos lo esperamos. "me quita mi tiempo", "me estresa", "me reta y disgusta", eso y más, pero... nos ayuda a levantarnos con una sonrisa, porque nos espera en la cama escondido sin poder aguantarse la risa; o dormido con la boquita entreabierta y esa carita tan dulce. Hasta la mañana más justa de tiempo empieza bien. Porque amanezco a tu lado, y sale el sol en sus ojitos. En cada reto que se presenta, él está esperando para recordarme por qué hay que seguir adelante. Cuando me siento sola, como una bofetada, su “mami ven”, me trae de vuelta a la tierra y me recuerda que nunca lo estoy porque él está en mi vida. Él es. En cada golpe de la vida tú me das aliento, y esos abrazos que no te nacen, pero que por mí, lo que haga falta, y me envuelves de realidad, de mi realidad. Tú eres. Y ya de vuelta a nuestro mundo pasamos lista... uno, dos, tres... Estamos todo

La importancia de un abrazo.

Come, calla, duerme. Los pequeños deben tener unos márgenes, unos límites para poder vivir en sociedad, pero ¿Qué sociedad? Nadie puede negar que vivimos tiempos en los que la misma muestra claros síntomas de una enfermedad tan común como mortífera, la falta de respeto por los demás y por uno mismo. Y la cura la tienen ellos, y están en nuestras manos. Nada más nacer, los etiquetamos con un nombre y les marcamos con apellidos, Martinez, Perez, López... Hijo de Martín, de Pedro, de Lope. Una nacionalidad, religión, vertiente política. Les damos aquello que aún no nos han pedido, aquello que no nos pedirán, pero, ¿Les damos lo que necesitan? En la Pirámide de Maslow se reflejan muy claros estos “dones” de los que les hacemos entrega. Fisiología (identidad), seguridad (casa, alimentos, salud, “un futuro productivo”). Pero no hemos de quedarnos ahí, en el segundo escalón, un ser no está completo hasta que no obtiene cada uno de los cinco peldaños. No podemos vivir sin afecto, individualida

Cuentos de niños

Héctor  tiene 4 años y muchas ideas en la cabeza, tantas que a veces se le salen de la boca solas y se le enredan en el pelo. Tiene los ojos grandes, porque quiere verlo todo, aprenderlo todo; y las cejas espesas para que el sol no le deslumbre demasiado. Héctor quería ser bombero desde que cumplió los 2 años, porque los bomberos ayudan a todas las personas, sean buenas o malas, porque todos necesitan ayuda alguna vez, y a lo mejor, eso les hace ser más buenos.  Le gusta el color verde , y el azul y el rosa y el naranja . Le gustan todos los colores, porque todos son bonitos si los sabes mezclar bien. No hay colores feos, dice, porque hasta el marrón , que es aburrido, a veces se disfraza de chocolate. No termina de entender el mundo, ni por qué los mayores usamos dinero en lugar de intercambiar cosas. - Todo el mundo sabe hacer algo que pueda servir a los demás, pero no todos tienen dinero. Quien inventó cómo funciona el mundo debe de ser un poco tonto, o inútil. Pobrecitos los